Este tipo de carro es uno de los más vendidos en el mundo debido a que es eficiente en consumo y por lo general requiere menos mantenimiento que vehículos de solo combustión interna (de gasolina o diésel).

Los modelos que comenzaron a llegar al país hace una década se caracterizaban por tener un motor eléctrico que les ayudaba a las ruedas a ponerse en marcha en los semáforos, lo cual ahorraba algo de gasolina, pero la tecnología de los híbridos ha avanzado al punto que hay cuatro variedades de estos vehículos. 

También llamados ‘híbridos suaves’, son aquellos que asisten al motor de combustión en el arranque o en situaciones en las que se requiera más potencia, como una cuesta muy pronunciada.

El precio de estos vehículos es menor que el de sus ‘hermanos’ mayores, los híbridos conectables, pues representa ahorros de combustible de tan solo el 5 %.

Son vehículos que incorporan un motor eléctrico y otro de combustión interna. La diferencia con el microhíbrido es que los motores se alternan para propulsar el vehículo, dependiendo de la cantidad de combustible o la carga del motor eléctrico disponibles y del tipo de conducción.

Según el tipo de manejo, el vehículo prioriza el uso del motor eléctrico en entornos de ciudad y el de combustible en carretera.

En este caso, la función de los dos motores se invierte, es decir, que el de combustible pasa a servir de apoyo al eléctrico, que es el que asume la propulsión del carro, tanto en ciudad como en carretera.

El motor de combustible solo opera para recargar las baterías del eléctrico y así mantener la carga en todo momento.

Entre los híbridos, estos modelos son los que generan la menor cantidad de emisiones a la atmósfera, pues el motor eléctrico es el que hace la mayor parte del trabajo, lo que a su vez les ha hecho ganar popularidad en los últimos años, a pesar de que también son los más costosos.

En esta variedad, el modo eléctrico tiene prelación y por eso cuenta con baterías de suficiente tamaño como para ofrecer una autonomía de hasta 80 kilómetros entre carga y carga, que se recargan con las desaceleraciones durante la conducción o con una fuente de corriente eléctrica externa. Sin embargo, el motor de combustión siempre está listo para ayudar en aceleraciones deportivas, en trayectos a alta velocidad o en viajes largos.

Estos son una alternativa a los autos puramente eléctricos, por el hecho de tener el motor de combustión como respaldo les alarga el tiempo de funcionamiento para los recorridos del día.